EL JOYERO
Curiosa lección la que me ha dado mi joyero. Impaciente por abrirlo zarandeaba la caja de un lado a otro intentando forzar la cerradura una y otra vez, hasta que la cajita se abrió de repente estallandome entre las manos todas mis alhajas y recuerdos acumulados. Sin duda, la desesperación por abrirla se volvió en mi contra pues, a pesar del poco tiempo que tenía, me tuve que poner a recoger todo lo que había quedado esparcido por los suelos. Otro día, ya más calmada, me acerqué al joyero con más paciencia y cuidado. Lo tomé amorosamente y procedí a abrir la cerradura. Esta vez nada saltó por los aires. La tapa se abrió con facilidad inesperada mostrando todos los encantos ante mis ojos, todas mis joyas, las mismas que días atrás tuve que recoger del suelo. Sin duda todo en esta vida te puede dar una lección. Hasta un simple joyero. Sólo basta ver, esperar, comprender y -sobre todo- no forzar.
LA DAMA OSCURA
Marisa
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